Maestros desnudos

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Esta es la época del año en la que bajo el síndrome de Diógenes digital-audio-visual, almacenamos en nuestros discos duros todos los estrenos de todas las cadenas televisivas. Y cuando digo todos, es TODOS, y cuando diga todas, es TODAS.

Ya he visto varias de las apuestas de las principales cadenas públicas norteamericanas, “Hostages” y “The Black List”.No creo que ninguna de las dos llegue a mayores. Son bastante facilonas, pero no por ello, entretenidas. Hasta ahí tienen un pase.

 Aparte están los pilotos de esas series que pueden convertirse en grandes series e incluso en “la serie del año”, con “los intérpretes del año”, y todo “del año”. Y uno de esos es el de “Masters of Sex”.

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La serie, ambientada en los 50s, retrata al doctor William Masters y a su ayudante Virginia Johnson, en el desarrollo de un proyecto muy empírico (los que la hayan visto sabrán a lo que me refiero) que tiene como fin entender, la hasta ahora inexplicable e inexplicada, sexualidad humana.

Algo, a priori tan complicado de desarrollar con solvencia en una serie, en este caso no es un problema. Es más, se pasa de lo más sórdido a lo más delicado sin que nos demos cuenta.

Siguiendo la corriente de la sofisticación estética heredada de series ambientadas en la misma época, como las exquisitas “Mad Men” y la ya cancelada (una pena) “The Hour”, y apoyándose en complejos, tabúes y clichés, no por ello más ciertos, de la época, construye personajes cuyas debilidades les cuesta desnudar.

Y es aquí donde reside una de las grandes virtudes de “Masters Of Sex”, porque el equilibrio entre pornografía emocional y la sutileza de la desnudez que se enseña, es tan fino como la línea que separa una serie hecha con gusto de una chabacanería. Y desde luego, chabacana no es. Y con sentido del humor. Encima.

ImagenEn una serie coral (magnífico el personaje de la prostituta-negociadora interpretada brillantemente por Annaleigh Ashford), el doctor Masters y su ayudante Virginia están interpretados por Michael Sheen y Lizzy Caplan respectivamente.

Con Sheen y Caplan pasa lo que muy pocas veces sucede, que a los diez de minutos de verlos interpretando al personaje, no podemos imaginar a nadie más que no sea ellos en la piel del doctor y su ayudante.

Lizzy Caplan, que ya nos había demostrado con su magnetismo, que podía ser una “robaescenas” en una temporada de “True Blood”, se convierte en una de las presencias femeninas más destacadas de los estrenos televisivos. Su belleza extraña y talento interpretativo hará de ella una de las favoritas a los premios de la temporada.

Aunque no lo parezca, ni lo sea, ni lo busque, un “blockbuster” de la TV, y al contrario de lo que puede parecer, y la mayoría de los espectadores puede esperar, “Master Of Sex” poco va de sexo, o mejor dicho, es muy sexual y poco explícita.

Se desnudan los personajes, no los actores (bueno, un poco sí). Airean sus debilidades y su (In)moralidad.Hay mucho orgullo. Y sí, también prejuicio (aunque suene a Jane Austen).

En fin, después de tanta paja mental-sentimental-sensual, la conclusión a la que llego es que “Master Of Sex” es una serie que vale la pena ver y que recomiendo desde aquí.

Ya sé que podía haberme ahorrado toda la parrafada y empezar por ahí, pero es que la serie no es tan sencilla. En cuanto la vean se acordarán de mí y se darán cuenta a lo que me refiero. 

El Primer Domingo del Otoño

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No hay nada más triste que el primer Domingo del Otoño.
Cuando pueblos nos separan del mar y las lluvias llenan los cubos de arena.
La vista se cansa buscando el silencio y encuentra el ruido de la rutina.