Aventurada 1

6 de la mañana. Puerto de Hurghada, Egipto. Destino: Sharm El Sheik. Todo muy exótico. El barco que nos iba a llevar también (en el amplísimo sentido de la palabra).

No suelo marear. Aun así, mi compañero de viaje, experto por aquellos lares, me aconsejó tomarme «la biodramina egipcia» algo así como un anti mareos para caballo, como él los definió. Pues trae pacá…Pastillazo.

Y el barco que deja el puerto, y se empieza a mover mucho. Un trayecto de tres horas por delante. Concentración. No pasa nada. Random del Ipod y ojos cerrados, la combinación perfecta. Mierda, no soporto esta canción. Botón de «siguiente».No abras los ojos. Que mareas más.STOP. Cambio de estado. La pastilla ha hecho efecto y noto que me estoy quedando dormido (o drogado). No sabría distinguir.

A partir de ahí mis recuerdos, hasta puerto, son estar tumbado con los ojos semiabiertos y con la suficiente conciencia para darme cuenta de que las olas pasaban por encima del barco y de que la gente potaba everywhere, pero que yo estaba lo suficientemente dopado para importarme todo más bien poco y, que de morir ahogados, a mi me iban a encontrar con una sonrisa en la cara.

Llegamos salvos. Quitemos lo de sanos.

Cometí un gran error al no visitar la farmacia antes de volver a España. Relaja el rato.

Volví a repetir ese itinerario varias veces más. Eso sí, en avión. Mi jefe no se había tomado la pastilla. Sí, era uno de los de everywhere.

Esta foto se corresponde a un viaje anterior y más plácido en el mismo barco, cuando pensaba que el Mar Rojo era un mar muerto. No way.

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